
Hoy, en una nota con Hugo Bonfigli sobre el fisicoculturismo en Cañada de Gómez, hicimos alusión a Guillermo Ribera, considerado
pionero de esta disciplina en nuestra ciudad.
Daniel Santillán, atleta local de Aikido y alumno de Guillermo, nos hizo llegar una fotografía de 1979, año en que Ribera se consagró Mister Rosario, cuando tenía 42 años. Coincidimos también en que fue una figura muy respetada en el ámbito del fisicoculturismo local, reconocido por su disciplina, su estilo de vida saludable y su compromiso con el deporte. Su huella perdura en quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo.
Ribera desarrolló su trayectoria en Cañada de Gómez, donde tuvo su propio gimnasio en su patio, con maquinas confeccionadas de manera casera gracias a sus conocimientos en la metalúrgica y formó a numerosos jóvenes en la práctica del fisicoculturismo. Quienes compartieron con él recuerdan su humildad, su constancia y su manera natural de entender el entrenamiento, alejada del uso de sustancias artificiales.
Más allá de su pasión por el deporte, se destacó por su calidad humana y por las amistades que cultivó a lo largo de su vida, tanto dentro como fuera del gimnasio. Fue compañero de trabajo de muchos y un referente de respeto y camaradería.
Su legado continúa vivo en la memoria de amigos, colegas y alumnos, que lo recuerdan no solo como un gran deportista, sino también como una persona íntegra y generosa.





































