
Se llamaba José, pero le decían Cacha. Había nacido en la provincia de Corrientes y siempre había soñado con volar. Por suerte,
pudo lograr ese bello sueño y desde entonces volaba todos los días.
Cuando los valientes argentinos decidieron recuperar a las hermanas Malvinas, él se encontraba en París, probando un nuevo avión. Apenas Cacha lo supo, no lo dudó, y volvió a toda velocidad para ayudar a sus paisanos.
El combate no sería fácil, Inglaterra estaba muy bien preparada para dar pelea. Pero el Cacha no iba a “arrugar”. Voló hacia los barcos enemigos y hasta alcanzó a uno de ellos. Pero un problema ocurrió al regreso.
Un avión de Inglaterra lo hizo caer en el mar. El agua estaba muy fría y el Cacha pensó -Necesito salir o me voy a congelar.
Para fortuna del Cacha, muy cerquita de ahí estaba un amigo. Este amigo no necesitaba una pista para despegar, porque podía aterrizar en cualquier parte.
Este gran amigo era el robusto helicóptero BELL.
Al momento en que Cacha escuchó su motor, lanzó un sapucai de alegría. El Bell bajó hasta poner sus patines dentro del agua. De esta manera el Cacha pudo agarrarse y así lo llevó hasta la orilla.
Desde entonces, el Cacha y todos los pilotos volaron confiados, el Bell los sacaría de las situaciones difíciles.
Prof. Silvio Simoncini / Dibujo: Kewois (adaptación).
 
											










 


 
						























