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El 7 de noviembre próximo la Sociedad Suiza de Cañada de Gómez celebrará el 123º aniversario de su fundación, siendo así, junto a

las otras entidades constituidas por inmigrantes, la Italiana y la Española, y a las Damas de Beneficencia, una de las instituciones más antiguas de la ciudad, todas las cuales han superado los ciento veinte años de vida.

Su más lejano origen fue la sociedad de canto Germania Helvética, que lamentablemente pronto se disolvió, pero cuando en setiembre del 1897 se les extraviaron unos bueyes a los hermanos Steiner y al Sr. Juan Frey unos cuantos novillos, encontrados dos días después, esa noche se reunieron en la Chopería Helvética un grupo de suizos, quienes comentaban alegremente la pérdida y recuperación de los animales y allí, entre abundantes chopps, nació la idea de fundar una sociedad que sirviera de vínculo de unión entre todos ellos, la que se constituyó finalmente el 7 de noviembre de ese año. En ese día los residentes helvéticos del pueblo y la colonia crearon formalmente la Sociedad Suiza de Cañada de Gómez, que tuvo su primer lugar de reunión en el restaurant Gambrinus de Hermann Petersen, siendo el primer presidente Federico Urfer.

De sus primeros tiempos se recuerda el esforzado sostenimiento de los socorros mutuos brindados a los asociados; los animados banquetes y los tradicionales bailes en celebración de la fecha nacional suiza, cada 1º de Agosto, algunos de los cuales se efectuaron en el antiguo Teatro Cervantes; los picnics en la quinta El Sastre de Juan Frey, situada al sur de la ciudad; y las actuaciones de orquestas o coros suizos que contribuyeron a mantener frescas las amadas vivencias de la patria lejana.

El 8 de abril de 1915 se produjo un hecho trascendente, cuando dos caracterizados miembros de la colectividad, Federico Urfer y Andrés Frey, vendieron a la institución cuatro lotes de terreno con frentes por calles Rivadavia e Yrigoyen, donde desde entonces tiene su sede la institución.

El 23 de julio de 1938 la Sociedad pudo concretar el objetivo más ambicioso de su trayectoria, al inaugurar el magnífico edificio propio ubicado en esa esquina, de elegantes líneas racionalistas, que fue concebido por Arman y Todeschini, prestigiosos arquitectos oriundos del cantón suizo de Ticino, de dónde provenían también otras familias locales, entre ellas los Caronni, los Romegialli, los Maggi y los Médici, siendo Pedro Sorzini el excelente constructor de la obra. El Suizo se convirtió desde entonces en el más afamado local de bailes, fiestas y banquetes de la ciudad, y también se realizaron allí relevantes recitales y conciertos.

Después de los lucidos festejos del centenario, en 1997, la institución comenzó a decaer y su edificio sufrió visibles deterioros, que la actual comisión directiva logró reparar en buena parte, ya que se ha restaurado el gran salón de fiestas que, cuando se superen las restricciones sanitarias, podrá ser reinaugurado.

 

Epígrafe imagen:

Federico Urfer, el primer presidente, fallecido
hace cien años, el 25 de agosto de 1920.