Nota 1a. Por Gerardo Álvarez
La conmemoración del 110º aniversario de la Escuela Juan Bautista Alberdi, creada el 13 de abril de 1915, es ocasión propicia para evocar a una de las figuras más relevantes
de la docencia cañadense, cuya admirable y denodada labor y su prestigio personal determinaron que el barrio de la Escuela, de la que fue directora-fundadora, y la ciudad toda, conociesen a la misma por su apellido: Escuela Pombo.
En la segunda década del s. XX, en la denominada Quinta Oroño, situada en Belgrano y Brown del entonces despoblado y humilde barrio del noreste de Cañada de Gómez en el que residían muchas familias de ferroviarios, inició su labor, el 13 de abril de 1915, una escuela no menos humilde, plena de necesidades y carencias, que a pesar de ello pudo cumplir con fidelidad el mandato sarmientino de «educar al soberano». Los testimonios de quienes fueron sus exalumnos en aquel lejano entonces coinciden en adjudicar buena parte de su calidad educativa a quien fuera su directora fundadora, Clara Carignano de Martínez Pombo, maestra que no obstante su juventud se convirtió muy pronto en una de las figuras más respetadas y señeras de nuestro magisterio que, sin duda, dejó una honda huella en el ámbito educativo cañadense durante la primera mitad de esa centuria. Y muy pronto la nueva y modesta escuela y doña Clara se identificaron de tal modo que, durante varios lustros, Pombo, su segundo apellido, reemplazaría en el habla cotidiana de sus alumnos al Alberdi con el que esa Escuela sería identificada desde 1918...1.
En el difícil tiempo inicial la ayuda estatal no fue más allá de la firma puesta por el gobernador Manuel Menchaca en el decreto de creación, que hizo posible la imputación presupuestaria requerida para que su directora pudiese recibir su salario y la dotación de algunos enseres, elementos, libros y material didáctico, lo que permitió que iniciara la esforzada tarea de educar al grupo de alumnos que se inscribió en ese año. Y como desde sus comienzos su matrícula fue muy elevada, seguramente como consecuencia de la calidad profesional y humana de doña Clara, al año siguiente, cuando los alumnos inscriptos eran ochenta y siete, se incorporó su primera maestra, Josefina Maggi, quien fue una decidida y eficiente colaboradora suya2.
Por entonces, como señalaran Juan Bima y Agustin Podestá en su Álbum Biográfico del Departamento Iriondo, «… se recibió la visita del presidente del Consejo de Educación, don Isaac Falcioni, el que constatando las necesidades de la escuela prometió interceder a favor de la misma»3. Hacia 1917 Clara Carignano aceptó que Silvia Pérez de Malarría prestara en ella servicios ad-honorem y logró que en ese año la escuela se trasladase a una casa de boulevard Ocampo al 400 que pertenecía a don David Mamberto. Hasta ella se llegó, según se consignara en ese Álbum, «…el nuevo presidente del Consejo, Sr. Laferriere, quien al tomar conocimiento personal de la fructífera labor educativa de esa escuela, dispuso rápidamente la creación de dos puestos de maestros», nombramientos que recayeron en la mencionada Silvia Pérez y en Raúl Tula Taborda. En ese tiempo fundacional de la escuela, Clara Carignano era directora pero también se desempeñaba como maestra4.
En 1920 Clara Carignano de Martínez Pombo se contó entre las fundadoras de la Biblioteca Rivadavia5 y al año siguiente estuvo entre los combativos maestros cañadenses que protagonizaron la larga huelga motivada por el atraso de varios meses en el pago de los magros salarios que percibían6. Por entonces formó su hogar con Manuel Martínez Pombo, siendo sus hijos Juan Manuel y Olga. Sobre el primero de ellos, Raúl Perasso recordó que
«… el hijo varón de doña Clara, Juan Manuel Martínez Carignano, más conocido como el Juane Pombo, era uno de los más destacados valores del primer equipo de Olimpia y a la vez uno de los delanteros más valiosos del Everton, junto a su inseparable amigo el Lalo Schröder…»7.
Sus condiciones de deportista, determinaron que lo incorporase a su equipo superior el Club Comunicaciones de Buenos Aires, cuyos directivos le consiguieron trabajo en la empresa de Correos y Telecomunicaciones, en la que logró influir para que se construyera el actual edificio de la sucursal local, en Sarmiento y Lavalle. Y Olga, que mantuvo como apellido el Martínez Pombo paterno, fue una de las dos primeras cañadenses que obtuvieron el título de arquitecta, una destacada dirigente de la Unión Cívica Radical que hizo oír su voz, desde la tribuna partidaria levantada en la vereda de su comité, frente a la Plaza San Martín, y una respetada profesora del Colegio Nacional Florentino Ameghino8.
Entre 1918 y 1922 se sumaron a la casa otras esforzadas docentes, María Ventre de Rey, María Julia Pérez de Dris, Catalina Bardone de Petersen, Celina A. de Ricca y Zenaida Giménez de Pisoni. Hacia 1923 ella fue denominada Escuela Elemental Nº 247 Juan Bautista Alberdi y un par de años más tarde se la identificó, como ahora, con el Nº 493. Algo después, en 1926 y 1929, respectivamente, fueron designadas dos nuevas maestras, Angélica Rovere y Elisa Anzoátegui de Zamora9.
A pesar de ese traslado a la casa de los Mamberto las dificultades y carencias no sólo seguían existiendo sino que, dado el constante incremento del número de alumnos, se acrecentaban. De allí que por iniciativa de doña Clara, como ya la llamaban en el barrio, padres y docentes crearan el 18 de noviembre de 1928 la Asociación Cooperadora de la Escuela Fiscal Nº 493 Juan Bautista Alberdi, presidida por Emilio R. Fernández, cuyas asesoras fueron Martínez Pombo y Celina A. de Ricca. Tiene interés precisar que varios de los cooperadores eran ferroviarios y destacados dirigentes del combativo gremio de maquinistas, La Fraternidad y que otros se contaban entre los principales directivos de la Asociación Española de Socorros Mutuos10.
Un exalumno del tiempo en que dirigía la Pombo doña Clara, Raúl Perasso, en un relato que preparó a solicitud de quien escribe, referido a los vínculos que existían entre los dos clubes cañadenses que se nutrían de pibes y muchachos la misma barriada de esa escuela, situada cerca de la conocida quinta de Bianchi, al noreste del ejido urbano, los explicitó con claridad al evocar aquel añejo cantito que proclamaba «En el básquet y en el fútbol / ya tenemos al campeón: / en el básquet es Olimpia / y en el fútbol Evertón»11, para luego señalar que
«Había otra institución en una rama supuestamente distinta pero parecida en su forma y en su finalidad a las otras dos: se trata de la Escuela Provincial Nº 493 Juan Bautista Alberdi, posiblemente más conocida como la Escuela Pombo, por lo que se deduce que Pombo era el apellido materno del esposo de la directora. Antes de su radicación en la esquina noroeste de Rivadavia y Mitre tuvo otros dos asentamientos y yo sólo tengo presente el de Ocampo al 400 casi esquina Mitre, que luego fue domicilio de la familia Rizzo...»12.
El atractivo testimonio de Perasso también se detuvo en la explicación de los muy especiales vínculos que existían entre el club Olimpia y la Alberdi, al narrar que esta última
«En los primeros tiempos de su extensa permanencia en Rivadavia y Mitre, estaba ubicada a poco más de una cuadra de la sede original de Olimpia, y luego de que este club adquiriera la esquina noreste de Mitre y Rivadavia, las encontró a ambas instituciones frente a frente y era lógico y natural que la inmensa mayoría de los alumnos de la Pombo fueran a practicar básquet a Olimpia o viceversa, que gran parte de los jugadores de Olimpia fueran a la Escuela Pombo, y que casi todos los chicos que estudiaban en ella que optaban por el fútbol lo practicaban en Everton»13.
1ÁLVAREZ, GERARDO: Historia de Cañada de Gómez, Entre el novecientos y 1950, el año del Libertador; T. II, Rosario, Ed. Ross, 2012, p. 111.
2 Ibíd.
3 BIMA, JUAN Y PODESTÁ, AGUSTÍN: Álbum biográfico del Departamento Iriondo, Rosario, Establecimiento Gráfico Suárez, 1939.
4 Ibíd.
5 Libro de actas de la Biblioteca Rivadavia, 1920.
6 ÁLVAREZ, G.: Las aguerridas maestras cañadenses de la huelga de 1921, en libro inédito sobre mujeres de Cañada de Gómez.
7 Testimonio de Raúl Perasso.
8 Datos y referencias en archivo del autor.
9 BIMA, J. Y PODESTÁ, A.: óp. cit.
10 ÁLVAREZ, G.: Historia de la Escuela Alberdi, en Estrella de la Mañana, abril de 2015.
11 Testimonio de Raúl Perasso.
12 Ibíd.
13 Ibíd.
Epígrafe foto:
Clara Carignano de Martínez Pombo