Le cuesta al sol abrir los ojos,
como si también soñara conmigo,
y entre naranjas que acarician la Región,
susurra un Buenos Días lento, tibio.
La bruma guarda promesas del alma,
y el cielo se tiñe de versos callados.
En este rincón que es nuestro refugio,
todo nace de nuevo, enamorado.
Cañada de Gómez, testigo silente,
de un sol que asoma con calma y pasión.
Que cada rayo que toca la tierra
lleve mi amor directo a tu corazón