Evangelio según San Lucas 12,35-38.
Jesús dijo a sus discípulos: "Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.


Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!"

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Maximiliano Mª Kolbe (1894-1941)
franciscano, mártir
Conferencia del 13/12/1941

«Mantened encendidas vuestras lámparas»
¿Qué hay que hacer para vencer la debilidad del alma? Hay dos medios para conseguirlo: La oración y el menosprecio de sí mismo. El Señor Jesús nos recomienda estar en vela. Es necesario vigilar si queremos mantener puro nuestro corazón, pero es necesario mantener la paz a fin de que nuestro corazón quede afectado. Porque puede estar afectado por cosas buenas o por cosas malas, ya sea desde el interior o desde el exterior. Es necesario, pues, estar alerta.
Ordinariamente la inspiración de Dios es una gracia discreta: no hay que rechazarla...; si nuestro corazón no está atento, la gracia se retira. La inspiración divina es muy precisa; de la misma manera que el escritor dirige su pluma, así la gracia de Dios dirige al alma. Procuremos pues, llegar a un mayor recogimiento interior.
El Señor quiere que tengamos el deseo de amarle. El alma que permanece vigilante se da cuenta cuando cae y que, por ella misma, no puede llegar a vencerse; por eso siente necesidad de la oración. La súplica está fundada en que, por nosotros mismos, no podemos nada, pero Dios lo puede todo. La oración es necesaria para obtener la luz y la fuerza.