1) La multitud: Cuando medito estas partes de la vida de Jesús me encanta ver cómo Él mantiene su identidad ante la multitud, una de las cosas más difíciles en estos tiempos, porque la gente nos puede hacer ser algo que no somos, o simplemente llevarnos a actuar como ellos quieren, dejando de ser nosotros. Hoy Jesús mismo nos recuerda que podemos andar en millones de cosas y con muchísimas personas, pero no podemos dejar de ser lo que somos y recordar la misión que tenemos en este mundo.
2) Limpiando: Nunca te olvides que, desde lo más ordinario de nuestras vidas, podemos llegar a lo extraordinario. Porque no es necesario que seas un fervoroso perteneciente a la institución para trabajar en nombre de Cristo, basta con la actitud de ayudar y de poder escuchar lo que Dios quiere de ti, para poder hacer una gran obra en los demás. En el trabajo cotidiano uno puede también evangelizar, hasta con un simple “cómo estás”
3) Aléjate: Me encanta esta parte del evangelio, porque Pedro se reconoce pecador y débil, pero Jesús le muestra esa cercanía, Jesús vino a buscar a todos, no a algunos. Por eso me entristece ver gente que parece que le encanta decir “te vas a ir al infierno”. Yo, que me siento un fariseo en recuperación, aprendí que Dios da oportunidad a todos. Porque verdad con caridad es justicia, pero caridad sin verdad y sin justicia es malentender la misericordia de Dios y sentirse en un autojustificar.