1) La insistencia: Nunca bajes los brazos en la oración; para que sea el Rey David Dios no le mandó una corona, sino más bien le mandó a Goliat. Por eso no dejes la oración en el momento de la pelea y aprende que toda pelea se vence con la oración. Ganador no es aquel que gana toda pelea sino el que perdió y se levantó para ganar. Por tanto, no renuncies a las peleas de tu vida sino más bien ora a Dios para pelear las cosas de la vida.

2) Fastidies: Nunca creas que molestas a Dios, porque Dios sabe de tus batallas. Más bien aprende a recurrir a Dios para que no creas que todo te lo puede resolver una persona o un poco de billete acumulado. No dejes que la oración sea solo un rito o un cumplimiento de santigüación. Orar es hablar con Dios a tu modo.

3) Aprendizaje: Aprendí algo en estos trece años de mi vida de cura que te quiero plantear y dejar aquí:
1) la vida no se detiene por nadie, así que levántate y enfrenta las cosas con sus circunstancias;
2) cuida de vos mismo, porque, si te pasa algo, el mundo sigue su camino sin vos;
3) si no te esfuerzas por construir la vida que deseas, acabarás trabajando para construir la de otro;
4) trabaja en silencio y celebra en privado, porque a muchas personas les gusta destruir los logros ajenos;
5) no te lamentes ni culpes por tu pasado, sino más bien aprende y avanza;
6) nadie está tan pendiente de vos como lo pensás, así que enfócate en ser mejor persona cada día;
7) no tomes consejos de quienes no viven el estilo de vida que querés llevar, porque serás lo que ellos quieren que seas;
8) domina tus emociones y mantén la calma en las decisiones;
9) aprende de las personas mejores que vos, más que envidiarlas. Ayúdalas, aprende, escucha, observa, porque de ellas se aprende. No envidies.
10) la paz llega cuando trabajas tu interior y dejas de mirar lo que hacen los demás.