Me retiré a orar… y comprendí que lo más importante es cuidar el interior.


Recordé que lo que hunde a un barco no es el agua que lo rodea, sino la que se filtra dentro.
Así también pasa con nosotros: cuando los problemas y las aflicciones logran entrar en el corazón, comenzamos a hundirnos.

💭 Cuida tu interior y tu espiritualidad.
No tomes decisiones desde la tristeza o la ansiedad, sino desde la calma, el espíritu y tu diálogo con Dios.
Las mejores decisiones nacen cuando el alma está en paz.

Aprendí que no hace falta ser un genio o un crack para comenzar algo en la vida.
Pero cuando te animás a empezar, podés llegar a serlo.
Los pequeños pasos también son grandes avances.
Elegí por tu vida y para tu vida, con fe y determinación.

A veces, es necesario no buscar la atención de los demás si eso pone en riesgo tu paz interior.
Volvé a tu eje, recordá quién sos.

Dicen que los caballos salvajes, aunque fuertes, pueden morir por una simple mordida de murciélago. No los mata la herida, sino la desesperación con la que corren.
Así también nosotros: no dejemos que el miedo o la imaginación nos consuman.
Viví con calma, con fe y esperanza.

🙏 Que Dios todopoderoso —Padre, Hijo y Espíritu Santo— te bendiga.
Hasta el cielo no paramos. 🌟
Algo bueno está por venir. 💫