La santa ira

1) Enojado: El enojo no es malo, lo que es malo o puede ser malo es la reacción ante el enojo. El enojo marca que uno también tiene

límites, y es por ello que es necesario descubrir dónde uno está parado y mirar qué es lo que te enoja. No reprimas el enojo porque puede que te conviertas en una olla de vapor que, cuando uno la toca, explota. Hay veces que la enfermedad que tienes como la presión o la hernia de hiato o la gastritis sean producto de no saber canalizar tu enojo o no saber llevar tu ira. El arte de saber canalizar el enojo es saber decir las cosas en el momento que corresponde y cuando corresponde, pero “hablar sana”.

2) Mercaderes: Hay gente que usa a Dios para manipular y eso no es bueno. Incluso el papa Francisco en los últimos tiempos insistió en tener cuidado con la manipulación de la conciencia. Eso de llegar a decir incluso: “Si no te confesás conmigo te irás al infierno”, o si no haces tal cosa te condenas. Cuánto daño hacemos con esto, por eso no podemos ser vendedores y compradores de conciencia, también en tu ámbito social, por ejemplo, jefes que manipulan. Tenemos que enseñar a que las personas sean libres y responsables de sus vidas y no dependientes de nosotros ante el cómo vivir.

3) Pendientes: Aprende a ser prudente de lo que contás a la gente de tu vida. No todos disfrutan de lo que logras y vivís. Como, así también, no es bueno que todo el tiempo estés contando tus proyectos, porque siempre puede aparecer alguien que te los quiera destruir. Aprende a ver que hay momentos en los que uno puede aparecer y hay momentos en los que es mejor pasar desapercibido. Pedí a Dios la fuerza para seguir en este vivir.

Algo bueno está por venir.

Misioneros Digitales Católicos