"Humillaos amorosamente delante de Dios y de los hombres porque Dios habla a quien tiene las orejas abiertas hacia el suelo. Ama el
silencio, porque en el mucho hablar hay siempre algo de culpa. Manténte en el retiro cuanto te sea posible, porque en el retiro el Señor habla al alma libremente y el alma está en mejor situación para escuchar su voz. Reduce tus visitas y sopórtalas cristianamente cuando te las hagan a ti" (Epist.III, p.432).




































