"Enciende, Jesús, aquel fuego que viniste a traer a la tierra, para que, consumido por él, me inmole sobre el altar de tu
caridad, como holocausto de amor, para que reines en mi corazón y en el corazón de todos; y de todos y de todas partes se eleve hacia ti un mismo cántico de alabanza, de bendición, de agradecimiento por el amor que nos has demostrado en el misterio de divinas ternuras de tu nacimiento" (Epist.IV,p.869).




































