Nota 1ª. Por Gerardo Álvarez
Entre los esperanzados y laboriosos colonos italianos que se radicaron en la próspera zona rural de Las Rosas en el último tercio del
siglo XIX, estuvieron los Bessone, familia que era oriunda del Piamonte. Uno de sus hijos, Juan Bautista, hacia 1916 se estableció en Cañada de Gómez, donde con Walter Voegeli adquirieron la tradicional hojalatería y ferretería de Augusto Trouillet, un negocio instalado antes de 1880 que Elías Bertóla menciona en sus Apuntes históricos de Cañada de Gómez entre los primeros comercios del naciente pueblo, siendo designado por entonces sub-agentes de Ford.
Pero desde algo antes, a partir de la primera década del siglo XX, en los Estados Unidos de Norte América se había iniciado la era del automóvil y por entonces ya existían unas ochocientas fábricas de «carros sin caballos». Entre los principales emprendimientos del ramo estuvo el de Henry Ford, iniciado hacia 1903 en Detroit, quien en esa época constituyó la Ford Motor Company, empresa que ofrecía «el último y el mejor de todos los automóviles», el Fordmovile.
En 1908 Ford, que se había propuesto construir «un vehículo revolucionario», logró diseñar un nuevo «automóvil para todo y para todos», el Ford T, que se presentó el 1º de octubre de ese año. Un lustro más tarde se produjo la apertura de la primera sucursal de la compañía en Sudamérica y hacia 1914, al tiempo que estallaba la Primera Guerra Mundial, inició sus actividades la casa en Buenos Aires, sita en calle Lavalle, muy cerca de la avenida Callao.
Fue por entonces cuando los ingeniosos porteños advirtieron que para aumentar la velocidad de los Ford T era preciso bajarle las dos palancas que el modelo poseía al lado del volante, por lo que se lo comenzó a llamar «Ford a bigotes». Y cuando en 1918 concluyó la Guerra se produjo una enorme demanda de vehículos Ford, en cuya planta de ensamble en la Argentina, ubicada a pocos metros de esa agencia de la calle Lavalle, se armaban diariamente cuarenta y ocho unidades del Ford T.
En ese tiempo, cuando Yrigoyen concluía su primera presidencia, en la floreciente y próspera Cañada de Gómez de 1921, Voegeli y Bessone advirtieron que les resultaría más conveniente dedicarse a la venta de los tan requeridos Ford T que continuar con la ferretería adquirida al francés Trouillet. Así, en junio de ese año fueron nombrados oficialmente Concesionarios Ford y se dedicaron exclusivamente a la venta de vehículos y repuestos de la marca, a partir del día 18 de junio de 1921. Algo antes, en 1920, la sociedad ya había adquirido la representación de los productos Shell Mex, instalando una estación de servicio y estacionamiento de autos en la esquina de Moreno y 7 de octubre. La Argentina de entonces tenía casi nueve millones de habitantes y por las calles y rutas del país circulaban cuarenta y ocho mil automotores, lo que equivalía a un vehículo por cada 186 personas.
Y en 1922, año en que Cañada de Gómez fue declarada ciudad, cuando Voegeli y Bessone se contaban entre los 285 concesionarios Ford de la Argentina, arribaron al puerto de Buenos Aires tres cargueros de ultramar, el Oneida, el East Indian y el Onondaga que trajeron de los Estados Unidos de Norteamérica el primer cargamento de partes de automóviles y camiones Ford desarmados, que serían ensamblados en la planta que la empresa había instalado en el barrio de la Boca.
En febrero de 1926, cuando transcurría la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, en los muelles de la Dársena Norte del puerto de Buenos Aires se dio cita una enorme multitud, como nunca antes se había reunido en dicha ciudad, que aclamó a los tripulantes del hidroavión hispano Plus Ultra, que había unido en vuelo España y la Argentina. Y ese histórico acontecimiento coincidió con la notable expansión de Ford en el país, que debió ampliar su planta de la Boca, donde armó su unidad número 100.000.
Un par de años después circuló por las calles de Buenos Aires el primer Ford A, tan confiable como el Ford T pero mucho más desarrollado y confortable, que había comenzado a comercializarse en los Estados Unidos en diciembre de 1926. Y hacia 1932 la Ford presentó en Buenos Aires una variedad sin precedentes de modelos: Voiturette, Faeton, Sean Ford, Voiturette de Luxe, Sedán Tudor, Coupé, Coupé Sport, Faeton de Luxe, Cabriolet, Sedan Ford de Luxe, Victoria, Sedán Tudor de Luxe y Sedán Convertible.
Mientras tanto Juan Bessone, un hombre caracterizado por la rectitud de sus procederes, se había casado con Ernestina Maggi, madre de Omar Juan y Agustín Mario, los que sucederían más tarde a su padre en el tradicional negocio.
Durante la década de 1930, cuando la Argentina contaba con más de trece millones de habitantes y un parque automotor de 387.000 unidades, se dio un fuerte impulso a la construcción de rutas, entre ellas la Nacional Nº 9, inaugurada por el presidente Agustín P. Justo el 5 de junio de 1937, la que vinculó a Cañada de Gómez con las principales ciudades del país, lo que contribuyó al crecimiento de la concesionaria Ford local. Y en ese mismo año la marca se prestigió aún más, ya que el primer Gran Premio de Turismo de Carretera fue ganado por Ángel Lo Valvo con un Ford, mientras Eduardo Pedrazzini, también con un Ford V8, se adjudicó el Primer Campeonato Argentino de Automovilismo. A esos deportistas que triunfaron con Ford se agregarían, desde el 29 de octubre de 1939, los legendarios hermanos Oscar y Juan Gálvez, quienes triunfaron en el Gran Premio Argentino de ese año con un vehículo de la misma marca.
El 10 de junio de 1945 se cambió en el país el sentido de la circulación, pasando del tránsito por la mano izquierda al de la mano derecha. Pero como un lustro antes había estallado la Segunda Guerra Mundial, a partir de entonces se detendría la importación de vehículos Ford y de otras marcas y escasearían el combustible, las cubiertas y los repuestos. No obstante, en ese marco adverso y preocupante, Voegeli y Bessone se las ingeniaron para seguir comercializando la marca Ford y abasteciendo al mercado con accesorios y repuestos. El 7 de abril de 1947 falleció Henry Ford y, como para ese tiempo la guerra había terminado, se reabrió la importación de automotores, aunque ella se interrumpió hacia 1948.
El crecimiento de la agencia Ford, situada en calle Lavalle al 1000, llevó a Voegeli y Bessone a explotar también la conocida estación de servicio «de la Ford», que comercializaba la nafta Shell. Y años más tarde, hacia 1955, cuando los socios fundadores decidieron separarse, dicha estación pasó a pertenecer a la familia Voegeli, quedando desde entonces unido a la marca Ford, en la zona de influencia de Cañada de Gómez, el apellido Bessone.
Después de 1955 Ford reactivó la importación de sus automóviles y camiones pesados, de las series F-500, F-600 y F-900. En 1959 se produjo la visita al país de Henri Ford II, el nieto del fundador de la empresa y por entonces presidente de su directorio, quien comunicó la decisión de realizar una inversión de setenta millones de dólares en la Argentina, a fin de construir una planta industrial. En ella se fabricó y salió con destino al mercado, el 16 de mayo de 1961, durante el progresista gobierno de Arturo Frondizi, la primera Unidad V8 fabricada íntegramente en la Argentina y, en la Primavera de ese año se inauguró el monumental Centro Industrial Ford de General Pacheco. En ese tiempo el país ya contaba con veinte millones de habitantes y más de 700.000 automotores.
En 1961 la familia Bessone decidió constituir una sociedad anónima, cuyos accionistas fundadores fueron Omar Juan Bessone, Agustín Mario Bessone, Dante Rubén Perazzi, Juan Bautista Bessone, Ernestina Maggi de Bessone, Generoso Capriotti, Juan Augusto Portman, Ferrucio Del Bianco, Rodolfo Lelio Romero, Rubén Formenti, Rubén Dante Ferrero, Tito Mario Travaglino, Antonio del Tránsito Barrionuevo, Ernesto Walter Augsburger, Luis Jorge Rey y Rodolfo Polla.
El primer Directorio de la nueva sociedad anónima estuvo presidido por Omar J. Bessone, siendo Agustín M. Bessone su vicepresidente, siendo vocales Ernestina Maggi de Bessone, Generoso Capriotti y Juan Augusto Portmann y síndicos el Dr. Dante Rubén Perazzi y Juan Bautista Bessone.