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San Pío de Pietrelcina, conocido comúnmente como Padre Pío, fue un sacerdote y fraile capuchino italiano, muy venerado por la Iglesia Católica. Nació el 25 de mayo de 1887

en Pietrelcina, un pequeño pueblo de Italia, y falleció el 23 de septiembre de 1968 en San Giovanni Rotondo.

Aspectos destacados de su vida:
Estigmas: Uno de los aspectos más conocidos de la vida del Padre Pío es que recibió los estigmas, las heridas de Cristo en la cruz, en sus manos, pies y costado. Estos aparecieron por primera vez en 1918 y los tuvo durante gran parte de su vida, atrayendo la atención de miles de peregrinos.

Dones místicos: Se le atribuyen varios fenómenos sobrenaturales, como la bilocación (estar en dos lugares al mismo tiempo), lectura de almas (tener conocimiento de los pensamientos y pecados de las personas), y sanaciones milagrosas.

Confesiones: Era un confesor muy solicitado. Pasaba largas horas escuchando confesiones, y se decía que tenía el don de discernir los pecados ocultos de las personas, lo que hizo que fuera muy respetado pero también temido por algunos.

Devoción a la Eucaristía y la Virgen María: El Padre Pío tenía una profunda devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Celebrar misa era el centro de su vida, y solía decir que "el mundo puede existir sin el sol, pero no puede existir sin la misa".

Obras de caridad: Fundó el Hospital Casa Sollievo della Sofferenza (Casa del Alivio del Sufrimiento) en San Giovanni Rotondo, que se convirtió en un importante centro médico y de investigación.

Canonización:
El Padre Pío fue canonizado por el Papa Juan Pablo II el 16 de junio de 2002, y su fiesta se celebra el 23 de septiembre.

Su santidad y sus dones místicos han inspirado a millones de personas alrededor del mundo, y sigue siendo una figura muy querida dentro del catolicismo.