"Vive alegre y animosa, al menos en las facultades superiores del alma, en medio de las pruebas en las que el Señor te pone. Vive alegre y animosa, repito, porque el ángel, que

preconiza el nacimiento de nuestro pequeño Salvador y Señor, anuncia cantando y canta anunciando que él promulga alegría, paz y felicidad, a los hombres de buena voluntad, para que no haya nadie que ignore que, para recibir a este Niño, basta ser de buena voluntad" (Epist.III, p.466).