4406da6f-0250-4adf-b42e-7a3ed5b54bc8.jpg

Treinta y cinco de máxima, el sol radiante,
veintitrés de mínima, la noche es constante.
A las nueve, veinticuatro, la mañana despierta,
con un cielo despejado que al alma despierta.

El calor se extiende, sin nubes que lo frenen,
un día de verano que en versos se encienden.