"Como las abejas que sin titubear atraviesan una y otra vez las amplias extensiones de los campos, para alcanzar el bancal preferido; y después, fatigadas pero satisfechas y cargadas de polen, vuelven al panal para llevar a cabo allí en una acción fecunda y silenciosa la sabia transformación del néctar de las flores en néctar de vida: así vosotros, después de haberla acogido, guardad bien cerrada en vuestro corazón la palabra de Dios. Volved a la colmena, es decir, meditadla con atención, deteneos en cada uno de los elementos, buscad su sentido profundo. Ella se os manifestará entonces con todo su esplendor luminoso, adquirirá el poder de destruir vuestras naturales inclinaciones hacia lo material, tendrá el poder de transformarlas en ascensiones puras y sublimes del espíritu, y de unir vuestro corazón cada vez más estrechamente al Corazón divino de vuestro Señor".