Bajó el zonda y la humedad se va,
treinta y ocho grados, nos esperan ya.
Veintiséis la noche, frescor al final,
y a las nueve, veintiocho, el sol brilla más.
Nubes al amanecer, el cielo pintó su faz,
un día soleado que invita a gozar.
El verano arde, intenso y vital,
y en cada instante, la vida es un regalo más.