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Despierta el viernes con brisa temprana,
nubes susurran promesa lejana.
El cielo se viste de un gris a raya elegante,
un velo de sombras, un aire cambiante.

Veintinueve de máxima, arderá el ambiente,
dieciocho de mínima, noche clemente.

A partir de mañana, se quiebra la calma, la lluvia amenaza,
se agitan las hojas, retumba la casa.
El tiempo se torna, la brisa se enreda,
y el viernes despierta… sin dar más espera.