En este tercer domingo de Cuaresma, las lecturas nos invitan a la conversión y a la misericordia.
En un contexto marcado por el Jubileo de la Esperanza, se nos recuerda que no hay excusas para no salir al encuentro de los que sufren, incluso cuando nos enfrentamos a desafíos. No hay precepto que pueda justificar la falta de un corazón misericordioso que se acerque a aquellos que más lo necesitan. El proyecto del Reino es un proyecto humanizador, que coloca en el centro la defensa de la vida y la dignidad de las personas, especialmente las más vulnerables.