"¡Ay de los que no son honrados! No sólo pierden todo respeto humano sino que, además, no pueden ocupar ningún cargo civil... Por eso,

seamos siempre honestos, desechando de nuestra mente todo mal pensamiento; y vivamos con el corazón orientado siempre hacia Dios, que nos ha creado y nos ha puesto en este mundo para conocerle, amarle y servirle en esta vida y después gozar de él eternamente en la otra".