Veinticinco de Mayo, fecha querida,
la revolución nos marca la vida.
El pueblo entero se viste de honor,
¡con escarapelas, locro, empanadas y mucho fervor!
Trece grados trae la mañana,
cuando el sol asome, ya no habrá tanta lana.
La máxima llega a veintiuno tal vez,
¡y el alma patriota vibra otra vez!
En la plaza San Martín, a las once en punto,
la Banda toca con tono conjunto.
Se alza la bandera, se aplaude sin prisa,
¡y el corazón criollo late con sonrisa!
Después del acto, la fiesta no afloja,
música y danzas, el gaucho se moja
en zambas, en cuecas, en aromas de mesa...
¡que viva la patria y su rica promesa!