
Enamorate de Cañada…
de su gente noble y cercana,
del saludo siempre sincero.
Enamorate de sus espacios,
de las plazas y lugares que abrazan memorias,
del sol que cae sobre la extensa llanura,
y de sus arroyos que murmuran historias al pasar.
Enamorate de su identidad,
de lo que somos y no queremos perder,
de los colores, las costumbres,
de lo que nos hace "Cañada",
única, no tan chiquita y enorme a la vez.
Cañada no te pide mucho…
solo que la mires con cariño,
que la cuides con las manos y con el alma,
que la defiendas sin gritar,
que la vivas con dulce firmeza y, por sobre todo, con paz...
y a la vez, teniendo en cuenta, que las salidas con unidad son mejores,
sumado al respeto y ganas de seguir construyendo.
Enamorate de Cañada,
como quien elige quedarse,
porque sabe que acá la vida se celebra
y los sueños también encuentran su lugar.





































