Lunes silente, sin rayo de sol,
el cielo se viste de un pálido gris.
La brisa es suave, la calle, pausada,
la ciudad respira, tranquila y cansada.
Con mínima de seis comienza el andar,
y apenas dieciséis logra alcanzar.
No hay prisa en el aire, ni apuro en la gente,
es un día de espera, de calma presente.