“Hoy el corazón siente fuerte su ausencia, pero la imagino compartiendo la mesa larga junto al viejo, con amigos y amigas que la extrañaban.
Quiero agradecer de corazón por tanto cariño, oraciones y cercanía recibida. Fueron 95 años de una vida plena y maravillosa, y hasta en su partida Dios la bendijo con una muerte rápida, sin sufrimiento.
Justo en el día de la Exaltación de la Cruz, me toca contemplar el misterio del dolor y de la muerte, que solo tiene sentido desde la Pascua: la vida venciendo a la muerte, la esperanza que renace en la Resurrección.
La cruz no es venganza, es amor llevado hasta el final, amor que se entrega, que acompaña, que abraza a los pequeños, a los últimos, a los que sufren.
🌹 Gracias, Señor, por tanto amor, por tu entrega infinita y por mostrarnos que el dolor puede transformarse en bendición.”





































