El jueves despierta con luz dorada,
mínima quince, máxima treinta anunciada.
El sol acaricia calles y plazas,
y el día se estira en suaves abrazos.
Un viento leve mueve hojas y ramas,
la ciudad respira, tranquila y calma.
Entre claridad y sombra pasajera,
se siente la paz que trae la primavera.