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Despierta el sol entre techos y palmeras,
con su brillo dorado besa la madera,

y el cielo, limpio, azul, se estira lento,
como un suspiro tibio del viento.

Buen día, Cañada, voz de campanas,
que anuncian la vida en cada mañana,
buen día a la tierra, al campo y la estación,
buen día, Región, corazón en expansión.

El aire huele a trabajo y esperanza,
a mates compartidos y confianza,
las sombras se acortan, la luz se derrama,
sobre tejados, patios y almas.

En cada rayo hay un sueño que empieza,
una historia sencilla, una promesa,
porque el día aquí no solo amanece —
también florece. 🌞