buenastardes.jpg

El sábado despierta entre nubes grises,
con un sol que duda, que asoma y se esconde.
El aire es suave, ni frío ni ardiente,
un respiro justo, de esos que el alma responde.

Catorce al amanecer, promesa tibia,
veinticuatro al mediodía, calma y sosiego.
Las hojas se mecen, la ciudad bosteza,
todo invita al descanso, al mate, al apego.

No hay prisa en el cielo ni apuro en la gente,
solo un día templado, paciente, presente.
Un sábado simple, sin brillos ni estruendo,
perfecto para estar, vivir y ir sintiendo.