
Despierta la Cañada entre nubes grises,
la bruma acaricia los techos dormidos,
los árboles murmuran antiguas raíces,
y el viento susurra caminos floridos.
El cielo se cubre de un manto sereno,
la Región despierta, callada y divina,
el canto del alba perfuma el terreno,
y el día renace, con fe campesina.
Buen día, Cañada, buen día, Región,
que el sol se retrase, mas llegue su ardor,
que el alma despierte con nueva ilusión,
y el aire resuene con paz y con flor.





































