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Buen día, Cañada, despierta el sol temprano,

un brillo tibio acaricia los tejados,
y el aire huele a promesa de flor nueva,
a jazmín que estrena su perfume claro.

La primavera canta entre los árboles,
con su coro de verdes y de trinos,
las sombras se alargan dulcemente,
como si el tiempo quisiera dormirse en camino.

Último día de octubre, y todo late,
la región se viste de esperanza,
los rostros se encienden, las manos saludan,
y el cielo —tan limpio— abre su casa.

Buen día, Región, buen día, vida,
que cada rayo sea un verso en vuelo,
que el sol escriba en esta mañana
un poema de luz sobre tu suelo.