✨ Caminando el Adviento ✨

Y aquí estamos, caminando el Adviento un ratito frente al Sagrario y frente a la imagen de María embarazada, que nos acompaña en

Santa Agripina. En este tiempo, su presencia cobra un sentido aún más profundo: la mujer que va a dar a luz, convirtiendo el Adviento en un tiempo de esperar la Vida, de amarla y defenderla desde el inicio hasta el final.

El Adviento nos invita a cambiar la mente y el corazón, como pedía Juan el Bautista: a pensar de otra manera, a cuidar las pequeñas esperanzas y alegrías, a ser más delicados y atentos.

Ocurre el Adviento cuando las esperanzas renacen para los pequeños, los sencillos, los últimos… cuando los ciegos ven, los sordos oyen, los paralíticos caminan y los pobres reciben buenas noticias.

Pedimos, Señor, una mirada larga, capaz de esperar contra toda esperanza; una mirada que sueñe, como Isaías, otro tiempo y otra forma de vivir, convivir y compartir.

Que este Adviento nos ayude a recuperar los deseos y las ganas: de amar un poco más, escuchar un poco más, acompañar mejor y compartir con mayor generosidad.

Danos, Señor, la confianza para seguir creyendo que nada ni nadie está perdido, porque vos seguís apostando por cada uno de nosotros a pesar de nuestras fragilidades.

Regalanos esa mirada que descubre tesoros escondidos, que reconoce lo nuevo, que sabe ver tu presencia que está viniendo —no solo la que vino y la que vendrá, sino la que llega cada día en cada persona, en cada acontecimiento, en la palabra compartida y en el pan de los domingos, en la mesa del templo y en la mesa de casa.

💜 Danos, Señor, un corazón de Adviento: un corazón que espera confiado, alegre y seguro en tus promesas.

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