🌬️ Buen

Tal vez no sea un buen día en lo climático, pero este tercer domingo de Adviento, el domingo de la alegría, nos invita justamente a

defender la alegría. Y no es una tarea sencilla: sobran razones para el desaliento, la tristeza y la derrota.

Sin embargo, el profeta Isaías, en tiempos de exilio, dolor y sufrimiento del pueblo, se anima a soñar. Sueña con una tierra sin males, con un tiempo nuevo donde volverán por el camino hombres y mujeres, los paralíticos, los ciegos, los sordos… donde la vida y la esperanza regresan como signos de que Dios cumple sus promesas.

Esa misma es la credencial que presenta Jesús cuando Juan el Bautista pregunta si Él es el que tenía que venir:
“Díganle a Juan que los ciegos ven, los sordos oyen, los paralíticos caminan y los pobres reciben la Buena Noticia.”
Ahí está el Reino. Ahí está su presencia.

El Reino aparece cuando los débiles, los frágiles, los ancianos, los niños y los pobres son tratados con dignidad, escuchados, abrazados, acompañados, invitados a la fiesta y reconocidos como hermanos. En cada gesto de servicio, de solidaridad, de ternura y de afecto, ahí está el Reino.

Venga a nosotros tu Reino.
Ayudanos, Señor, a dejar abierta la puerta del corazón para que puedas reinar en él y para multiplicar gestos, actitudes y palabras que generen alegría, buen humor y fiesta.

Que los cristianos seamos motivo de alegría, portadores de paz y de Buena Noticia allí donde no la había. Así como crece el vientre de María, crezca también la esperanza de la humanidad.

Ayudanos, Señor, a descubrir en cada mujer embarazada que encontramos en el camino la capacidad de esperar, cuidar y amar la vida que viene, ese milagro que es tu presencia entre nosotros.

💜 Feliz Adviento

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